jueves, 25 de febrero de 2016

Como conocí a mi futuro marido

Hola chicas, hoy vuelvo a retomar mi blog y quiero contaros ni más ni menos, como conocí a mi futuro marido.

Todo empezó sobre Mayo del 2013. Mi mejor amiga me dijo que en su academia de baile estaban organizando un viaje súper molón a la feria de Málaga, y yo una chica soltera, feliz y con ganas de marcha sin pensarlo le dije ¡Me apunto! Ha sido de las pocas cosas que no he organizado algo en mi vida, ya que soy una loca de la organización y el perfeccionismo, pero me dejé llevar… Pocos días antes ya empezaban los nervios por el grupo de whatsApp de la ropa que nos llevamos, lo que íbamos a hacer allí y sobretodo quien se llevaba el coche, así que le pregunté a mi hermana la cual tenía (bueno tiene) un coche new beatle último modelo brillante e impecable que por favor me lo dejara, que a mis amigas les iba a encantar…

Así que me planté a las 7 de la mañana en la plaza que habíamos quedado con ese espectacular coche rumbo a Málaga city. El viaje, pues os podéis imaginar a 4 chicas solteras y locas loquísimas cantando electro-latino y bachatas de amor desgarrándonos la voz. Llegamos al hotel, aparcamos los coches y nos adjudicaron las habitaciones. Primera planta de un apartahotel que mejor no os digo el nombre, (no era el Hilton pero tampoco había cucarachas ni pelusas rondando por ahí). Dejamos las maletas y fuimos en busca de algún bar que nos diera de comer y nada más salir de la habitación, un grupo de unos veinti tantos CHICOS se nos acercaba por el pasillo del hotel, venían de la playa y se alojaban en unas 6 habitaciones de nuestra misma planta. Cuando les escuchamos hablar… ERAN ANDALUCES!!! , tras algunos coqueteos y unas cuantas risas nos fuimos a comer.

Pasaron dos o tres días de playa, risas, discotecas, feria y rebujito, y de los sevillanos que decir, pues que después del palique de días, de lo que regalaban los oídos, y que ninguna estábamos verdaderamente interesadas en ellos (ya que siempre eran los mismos los que se acercaban…) llegó la penúltima noche, bueno mejor dicho LA NOCHE. Salía de mi habitación dirección a la de mis otras amigas para ver si ya estaban listas y…. VUALÁ, se me acercó un sevillano guapísimo el cual no había visto en los 4 días que estábamos allí (eran tantos que era imposible fijarse en todos) y me dijo “illa eres la más guapa de todo el hotel” le di las gracias sonrojada y seguí mi camino (aunque he de admitir que me dí la vuelta para ver si seguía mirándome… jajaja) El caso es que llamaron a la puerta y era él, que si podía salir la chica rubia… Al principio no sabía si salir por miedo a que fuera como alguno de sus amigos, pero era tan tan mono que sí, salí. Estuvimos hablando sobre una hora y luego me fui con mis amigas a la discoteca, no sin antes darle un par de besos y pedirle el número de móvil (a esas horas de la noche yo ya iba un poco achispada). Nos volvimos a ver sobre las 6 de la mañana entrando en nuestras habitaciones, y lo que pasó me lo reservo para mí… Al día siguiente no le vi en todo el día ni en toda la noche, pero a las 5 de la mañana me llamo al móvil, me acababa de acostar y tomábamos rumbo a Valencia al día siguiente, pero me volví a vestir (me quería despedir), hablamos sin parar, no hicimos otra cosa, el me contó millones de cosas y yo se las conté a él, y mientras hablábamos me daba cuenta que me encantaba cada vez más. Me llamo mi amiga a las 12 de la mañana diciendo que teníamos que dejar el hotel (se me pasaron las 7 horas volando), así que en la puerta de la habitación me dió el último beso y se despidió. Al cerrar la puerta vino a mí una gran impotencia de pensar que me había cuadrado un chico pero que vivía en mordor (nosotras utilizamos esta expresión refiriéndonos a “lejos”).
Ya en casa y con dos semanas más de vacaciones por delante se me ocurrió invitarlo a Valencia, y después de mucho pensar (ya que no lo conocía a penas) se lo propuse. Hablábamos todos los días y ambos teníamos muchas ganas de vernos. Cuando llegó el día lo recogí en la estación de tren y pasamos una semana fantásticamente inolvidable, risas, historias, visitas culturales y demás. Todo iba genial hasta el día que volvió a coger el tren de regreso a Sevilla. Que mal lo pasé, lloré y lloré y es que no sabía si algún día lo volvería a ver o quizás ni siquiera volvería a saber de él.

Afortunadamente no fue así y sí volví a saber de él. Al mes siguiente no pudo venir,  pero al otro ya se quedó en casa tres semanas, y así sin darnos cuenta mantuvimos una relación “a distancia” unos 6 meses, porque en Marzo ya me vino con todo el maletón y se quedó en casa para siempre. :) 

Así que ya sabéis como empezó todo… Próximamente ya os iré contando alguna que otra historia más. Yo por hoy me despido aquí guapuras!!!  

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