Hola
chicas, hoy vuelvo a retomar mi blog y quiero contaros ni más ni menos, como conocí a
mi futuro marido.
Todo
empezó sobre Mayo del 2013. Mi mejor amiga me dijo que en su academia de baile
estaban organizando un viaje súper molón a la feria de Málaga, y yo una chica
soltera, feliz y con ganas de marcha sin pensarlo le dije ¡Me apunto! Ha sido
de las pocas cosas que no he organizado algo en mi vida, ya que soy una loca de
la organización y el perfeccionismo, pero me dejé llevar… Pocos días antes ya
empezaban los nervios por el grupo de whatsApp de la ropa que nos llevamos, lo
que íbamos a hacer allí y sobretodo quien se llevaba el coche, así que le
pregunté a mi hermana la cual tenía (bueno tiene) un coche new beatle último
modelo brillante e impecable que por favor me lo dejara, que a mis amigas les
iba a encantar…
Así
que me planté a las 7 de la mañana en la plaza que habíamos quedado con ese
espectacular coche rumbo a Málaga city. El viaje, pues os podéis imaginar a 4
chicas solteras y locas loquísimas cantando electro-latino y bachatas de amor
desgarrándonos la voz. Llegamos al hotel, aparcamos los coches y nos adjudicaron
las habitaciones. Primera planta de un apartahotel que mejor no os digo el
nombre, (no era el Hilton pero tampoco había cucarachas ni pelusas rondando por
ahí). Dejamos las maletas y fuimos en busca de algún bar que nos diera de comer
y nada más salir de la habitación, un grupo de unos veinti tantos CHICOS se nos
acercaba por el pasillo del hotel, venían de la playa y se alojaban en unas 6
habitaciones de nuestra misma planta. Cuando les escuchamos hablar… ERAN
ANDALUCES!!! , tras algunos coqueteos y unas cuantas risas nos fuimos a comer.
Pasaron
dos o tres días de playa, risas, discotecas, feria y rebujito, y de los
sevillanos que decir, pues que después del palique de días, de lo que regalaban los oídos, y que ninguna estábamos
verdaderamente interesadas en ellos (ya que siempre eran los mismos los que se
acercaban…) llegó la penúltima noche, bueno mejor dicho LA NOCHE. Salía de mi habitación
dirección a la de mis otras amigas para ver si ya estaban listas y…. VUALÁ, se
me acercó un sevillano guapísimo el cual no había visto en los 4 días que
estábamos allí (eran tantos que era imposible fijarse en todos) y me dijo “illa
eres la más guapa de todo el hotel” le di las gracias sonrojada y seguí mi
camino (aunque he de admitir que me dí la vuelta para ver si seguía mirándome…
jajaja) El caso es que llamaron a la puerta y era él, que si podía salir la
chica rubia… Al principio no sabía si salir por miedo a que fuera como
alguno de sus amigos, pero era tan tan mono que sí, salí. Estuvimos hablando
sobre una hora y luego me fui con mis amigas a la discoteca, no sin antes darle
un par de besos y pedirle el número de móvil (a esas horas de la noche yo ya
iba un poco achispada). Nos volvimos a ver sobre las 6 de la mañana entrando en
nuestras habitaciones, y lo que pasó me lo reservo para mí… Al día siguiente no
le vi en todo el día ni en toda la noche, pero a las 5 de la mañana me llamo al
móvil, me acababa de acostar y tomábamos rumbo a Valencia al día siguiente,
pero me volví a vestir (me quería despedir), hablamos sin parar, no hicimos
otra cosa, el me contó millones de cosas y yo se las conté a él, y mientras
hablábamos me daba cuenta que me encantaba cada vez más. Me llamo mi amiga a
las 12 de la mañana diciendo que teníamos que dejar el hotel (se me pasaron las
7 horas volando), así que en la puerta de la habitación me dió el último beso y
se despidió. Al cerrar la puerta vino a mí una gran impotencia de pensar que me
había cuadrado un chico pero que vivía en mordor (nosotras utilizamos esta
expresión refiriéndonos a “lejos”).
Ya
en casa y con dos semanas más de vacaciones por delante se me ocurrió invitarlo
a Valencia, y después de mucho pensar (ya que no lo conocía a penas) se lo
propuse. Hablábamos todos los días y ambos teníamos muchas ganas de vernos.
Cuando llegó el día lo recogí en la estación de tren y pasamos una semana
fantásticamente inolvidable, risas, historias, visitas culturales y demás. Todo
iba genial hasta el día que volvió a coger el tren de regreso a Sevilla. Que
mal lo pasé, lloré y lloré y es que no sabía si algún día lo volvería a ver o
quizás ni siquiera volvería a saber de él.
Afortunadamente
no fue así y sí volví a saber de él. Al mes siguiente no pudo venir, pero al otro ya se quedó en casa tres semanas,
y así sin darnos cuenta mantuvimos una relación “a distancia” unos 6 meses,
porque en Marzo ya me vino con todo el maletón y se quedó en casa para siempre. :)
Así
que ya sabéis como empezó todo… Próximamente ya os iré contando alguna que otra
historia más. Yo por hoy me despido aquí guapuras!!!
Oh...que monada! Pero un chico que solo habla 7 horas no es gay?
ResponderEliminarTu bien sabes que no Beato!!!
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